sábado, 5 de enero de 2019

COLMENEROS Y ASIENTOS DE COLMENAS EN LA CUMBRE: EL ASIENTO DE CHAMARÍA.


            En geografía, se suele definir como paisaje geográfico aquel en donde interactúan elementos físicos y humanos.  Los que aquí describimos y son parte de nuestra atención se podrían encuadrar en paisajes geográficos naturales muy poco modificados o  humanizados.
             Junto a esto, este artículo trata no sólo de estos espacios sino también de las personas y sus historias que han contribuidos a modificar o a utilizar las zonas altas de las islas como lugares para buscar recursos., de los que entienden las zonas de cumbre como una forma de vida. Los azufreros, carboneros, mineros en las galerías, neveros, pastores , colmeneros, están en este grupo y han dejado huellas de un pasado por la geografía alta de nuestras islas, es  decir, en la zona de  cumbre.
             Y antes de seguir, un apunte. Utilizo el término de “cumbre” porque en este tipo de  temas las fuentes orales son fundamentales y en todas me llama la atención que estos hombres y mujeres lo utilizan con reiteración en lugar de otros como el de “ montaña”. Pasa algo similar con lo de “bosque”, poco o nada utilizado, y “ monte”.
             Nos centraremos en los colmeneros y en los asientos de colmenas en la cumbre tinerfeña, o lo que es lo mismo, en la zona del Parque Nacional y sus aledaños.
             Una actividad que junto a la agricultura tradicional, se desarrolló acumulando conocimientos que permitieron la subsistencia con un aprovechamiento sostenible del territorio y cuya crisis los está borrando de nuestra memoria colectiva.  Estas actividades permitieron la prosperidad de muchos pueblos que contaban con explotaciones agrícolas que luego decayeron por la competitividad (productos que fueron competitivos en otras condiciones de los mercados, como es el caso de la papa). Las actividades apícolas eran un complemento ideal, actividades que  decayeron y  que  hace poco se despreciaba. Hoy, estas actividades parecen que vuelven a renacer dentro de lo que muchos denominan como etapa de crisis irreversible pero que muchos, entre los que me incluyo, entendemos como un modelo que tiene salidas.
           Es evidente que el modelo a aplicar no debe pretender perpetuar explotaciones tradicionales, a modo de parque temático, siendo poco viable la puesta en marcha de unos productos capaces de suministrar alimentos a un mercado globalizado. Pero es indudable,  desde el punto de vista del desarrollo rural, que  la tipología de explotaciones más adecuada sería aquella que se inserte en el modelo territorial de la comarca y suministre alimentos, productos o servicios singulares, contribuyendo a un manejo adecuado del paisaje, la biodiversidad y el patrimonio rural. Es la que se denomina “economía territorial”, porque está basada en la cultura del territorio La importancia del sector turístico en Tenerife, con visitantes que desean disfrutar de otros valores de la isla, además del sol y la playa, constituye una excelente oportunidad de mercado para desarrollar estas líneas de trabajo.
         
                 Centrándonos en el tema,  la apicultura en Canarias es una actividad tradicional con un importante arraigo familiar, normalmente paralela a la profesión principal, considerándola como una afición más que como una profesión aun cuando parte de los ingresos familiares provienen de ella.
                   Doce años después de la conquista de Tenerife, concretamente en 1508, los Acuerdos del Cabildo hacen alusión, no sólo a las abejeras salvajes, sino también a colmenares y a colmenas. Estas últimas debían ser iguales a las colmenas fijistas o corchos, cuyo uso fue bastante general en la Isla hasta mediados del siglo pasado.  Debido a la escasez de fuentes escritas, se ha recurrido a la oralidad cultural, habiendo recogido información de colmeneros de los distintos municipios.
                   En Tenerife el sector apícola ha sufrido un importante desarrollo durante los diez últimos años, duplicándose los censos y pasando de ser un sector individualista a un sector que se asocia cada vez más, para realizar actuaciones que la pequeña dimensión de las explotaciones dificulta realizar de forma individual.
               Leyendo artículos del Mundo Rural ( Cabildo de Tenerife), libros como los de Ulises Martín y M. J. Lorenzo( Historia y tradición de la apicultura en Canarias), consultando fuentes orales y  caminando, podemos sacar interesantes conclusiones. Y así, tradicionalmente en Canarias los apicultores han explotado en sus colmenas abejas locales, que ellos denominan abejas negras o abejas negras canarias, por diferencia en el color con otras abejas venidas de fuera de las islas, tanto de América, como del continente. La abeja negra canaria es una raza muy adaptada al medio, clima y floraciones de las islas, rústica y resistente, con un buen comportamiento higiénico y buena producción de miel.
               La mayor parte de los colmeneros,( trabajo  de hombres más que de mujeres), se iniciaron, a muy corta edad, en el ámbito familiar. Fue una ocupación complementaria y doméstica (casi todas las familias poseían dos, tres o cuatro corchos), orientada a proporcionar la cera y la miel que se necesitaba para el propio gasto.  El asiento o colmenar, con debidas condiciones protectoras, es el lugar donde, colocados en forma vertical, se disponen los corchos, resguardándolos el propio colmenero contra agentes tales como el viento, la lluvia, las altas temperaturas... La clave para una buena cosecha de miel radica en ubicar los corchos en parajes donde la flor esté garantizada. Hay plantas sin virtud y otras con virtud o gracia: chameje, sonaja, poleo, retama... En las plantas las abejas recogen el néctar y el polen, términos que eran desconocidos por los colmeneros; al néctar, que portan El objetivo de la trashumancia, principalmente hacia las cumbres y Cañadas del Teide, no era otro que el de garantizar y ampliar la cosecha de miel. No todos los colmeneros la llevaban a cabo. Se emprendía a partir del 3 de mayo, día de la Cruz, hasta que empezaba a llover y arreciaba el frío. Las llevaban a la retama o al poleo, zona ubicada en cotas más bajas.
           Los corchos, a través de caminos primitivos y ancestrales, se portaban “a lomo” (los hombres al hombro y las mujeres a la cabeza), en carro, sobre bestias equinas o en camellos. Cada cierto tiempo se les daba vuelta, surgiendo, a partir de los años cuarenta del pasado siglo, la figura del cuidador, personaje que vivía en el propio colmenar, cobrando un tanto por cada una de las colmenas que vigilaba.
           Las antiguas colmenas o corchos eran elaboradas a partir de un fragmento de tronco de árbol (en torno al metro de largo), “juradas” y mejoradas mediante el empleo de arcaizantes herramientas, entre las que se encuentran la cavadera y la cuchilla encurvada.
               Hay que destacar que en Tenerife se realiza la trashumancia de las colmenas a las zonas de cumbre desde tiempos inmemorables. La trashumancia consiste en el traslado de las colmenas a los lugares donde la floración posibilita un mayor acopio de néctar y/o polen. Debido a la singularidad de la isla, las primeras floraciones ocurren a nivel de la costa para ir luego produciéndose en las medianías y acabar en las cumbres. Es por ello, que los apicultores van trasladando las colmenas intentando facilitar el trabajo de las abejas y por tanto la obtención de miel.
               Los desplazamientos que se realizaban antiguamente y de los que se tiene mayor constancia, eran principalmente a Las Cañadas del Teide e inmediaciones, para aprovechar la floración del lugar, y en la zona de Anaga, porque proporcionaba suficiente alimento a las abejas en los meses de verano. Con el paso del tiempo y debido a una mayor profesionalización de la apicultura, que busca la obtención de mieles monoflorales o monoespecíficas con unas características organolépticas, físico-químicas y melisopalinológicas especiales, más apreciadas por los consumidores, se ha incrementado el número de desplazamientos.
               En Tenerife se llevan a cabo varias trashumancias. La primera se realiza durante el mes de marzo a colmenares altos de la zona sur de la isla, a nivel de Fasnia y Arico para la obtención de las mieles de tajinaste (Echium virescens). Pero sin duda la que más destaca es la realizada al Parque Nacional del Teide en busca de la retama del Teide (Spartocytisus supranubius). Esta trashumancia se inicia sobre el mes de mayo permaneciendo las colmenas hasta el mes de agosto si la floración lo permite. Posteriormente a esta, dentro aún del Parque Nacional del Teide pero orientada hacia la zona sur, se produce la floración de la malpica (Achyranthes aspera.) También tiene mucho arraigo, aunque ya a menor altura,  la realizada a las medianías de la zona norte de Tenerife desde el municipio de El Rosario hasta La Orotava, en busca del castaño (Castanea sativa). Esta trashumancia se realiza durante los meses de junio y julio siendo unas de las últimas.
                     En general se puede decir que las mieles de cumbre  han sido siempre muy demandadas en la Isla dándose en altitudes superiores a los 1.200 metros, lo que se corresponde casi en su totalidad con el Parque Nacional de Las Cañadas del Teide y sus áreas limítrofes. La mayoría están basadas en floraciones endémicas de esta zona de Tenerife, como la Retama del Teide, la Malpica  (Carlina xeranthemoides), el Rosalillo de Cumbre, el Tajinaste rojo, el Tajinaste picante, etc.




                  El valor mitológico y simbólico del mundo de las abejas se acrecienta cuando escuchamos  relatos concernientes al oreo; al hecho, plenamente compartido, de que las abejas predicen el tiempo; la creencia en el luto (lazo negro que se le ponía a la colmena cuando fallecía el dueño o algún allegado, para evitar que aquélla pereciera); o contemplar al colmenero de noche, tras su  fallecimiento, merodeando el ámbito del asiento donde se alzaban sus corchos. Estrategias estas últimas -la del luto y la aparición- encaminadas a lograr que prosiguieran los mismos cuidados y atenciones, porque, de no ser así, las colmenas acabarían perdiéndose.
El sector de la apicultura no sufrió prácticamente modificaciones en toda su historia, hasta que a finales del siglo XX, alrededor de los años 80, se produce en Canarias y Tenerife la modernización del sector, con la sustitución paulatina de las colmenas antiguas o “corchos” por colmenas de alzas o movilistas, que conjuntamente con apoyos institucionales y la aparición del asociacionismo en el sector, han producido un impulso de la actividad del sector y por tanto de la miel de Tenerife. El vínculo entre Tenerife y el sector de las mieles está presente en las tradiciones y folclore que constituyen el acervo cultural de la isla, formando  parte de gran número de recetas tradicionales, entre las que cabe destacar el gofio amasado con miel y almendras
              Aparte de los valores  históricos, folklóricos, botánicos,  zoológicos..., hay otros, también de notorio interés: lingüísticos (el rico vocabulario de los colmeneros) y los propiamente didácticos. Sus posibilidades pedagógicas son impresionantes y en  la actualidad empiezan a proliferar ferias y   museos (de “pequeños apicultores”) destinados a los escolares
               Respecto a la toponimia de nuestra geografía , los lugares y accidentes geográficos que reciben nombres relacionados con este tema son innumerables.   Y así, en las zonas de cumbre tenemos topónimos como la Abejera Grande y la Chica, relacionando con el rasgo de tamaño, el asiento de colmenas de Pico Viejo, El colmenar de La Florida,  y otros por toda la geografía como el Roque de las Abejeras (Arona), La Hoya de las Colmenas (El Frailete, Teno Alto), Las Colmenas (Benijos), etc.
                En concreto, en el Parque Nacional, el boletín del Parque  (Julia Reverón Gómez  Técnico del Parque Nacional del Teide) nos habla que el  Plan Rector de Uso y Gestión considera la apicultura  es un aprovechamiento tradicional y autoriza su práctica en el Parque Nacional. Esta actividad se desarrolla conforme a unas normas anuales que regulan el aprovechamiento, derivadas de los criterios establecidos en el Plan de Aprovechamiento Apícola. La Administración autorizó 2.892 colmenas en el año 2013, sin embargo, los apicultores realizan la trashumancia con 643 cajas, que es la cantidad más baja del periodo de años 2000-2013. Colmenas autorizadas e instaladas .  Decir que hay una diferencia entre colmenas autorizadas e instaladas en el Parque Nacional del Teide y las de transhumancia
                Pese al reducido número de apicultores que realizaron la trashumancia al Parque Nacional , colmenares como los de   Cañada del Cedro y El Sanatorio, los de Izaña en las cercanías  del mirador de la Crucita, Fasnia, Arico, o los de la zona de Fortaleza, son muy apreciados.
               Otros como los de Pico Viejo y el Asiento ChoMaría , han quedado en desuso debido a su aislamiento y difícil acceso. A estos nos vamos a referir ya que en nuestro reciente paseo pudimos visitarlos.
               Respecto al asiento de Pico Viejo, en las mismas faldas de la montaña, a tiro de piedra de los corredores de Munich y de la cara norte de Pico Viejo, decir que cayó en desuso en los sesenta  y que en la actualidad, unas pocas paredes de piedra seca dan testimonio de su existencia.
                Pero sin duda, el asiento más llamativo y ejemplo tipo de este tipo de actividades en el pasado y su influencia en la vida del campesino y en la orografía, sea el asiento de ChoMaría, posiblemente en honor a una dama que tenía colmenas allí. Espacio de difícil acceso, casi pérdido en la inmensidad de la zona de pinar y malpaís  a las faldas del padre Teide, es un área extensa de muros que sirven de resguardo a los corchos que antes se depositaban. Muros en disposición horizontal de este a oeste, de aproximadamente en su mayoría de un metro de altura y que en muchos casos tenían un suelo con lajas bien dispuestas. Además, la senda que los rodea por el oeste está empedrada en una pequeña subida y en magnífico estado de conservación. Por fuentes orales hemos podido constatar que a partir de los años 50 casi se dejó de usar y después de 1956, finales de esta década ( en opinión de Damián Pérez), quedó en desuso total. En su parte alta, goros y cavidades para quedarse a cuidar o a realizar en varios días las labores propias de la actividad. Incluso hemos podido constatar un pequeño secadero u horno a ras de suelo. Una enorme pirámide de piedras a modo de vígía para localizar el asiento y una cruz de madera , son elementos, entre otros,  que hoy podemos  también ver. Su localización  es mejor que quede más en el anonimato pues los restos de basura, pensamos de algunos cazadores desaprensivos, están presentes. En nuestra visita, recogimos restos y en nuestro recorrido por los lugares cercanos, (cueva de Cazadores , Abruncos,…) también. Tan es la falta de sensibilidad de algunos que dejan basura y no se fijan en restos de cerámica aborigen, que también localizamos aunque “descontextualizados”. Al pasar por la Cruz de ChoLoreto , colmenero de cumbre de La Guancha, y leer y escuchar su historia// ver en este mismo blog la entrada  sobre este tema,  http://manoloalonso.blogspot.com/2018/05 del 18 de mayo de 2018 // de boca de nuestro amigo A. Damián Pérez , nos invadió un profundo sentimiento de respeto a todos estos personajes, mujeres y hombres   como  este Antonio Pérez ( ChoLoreto), don José Trujillo Barrios (“José Pataqueso”), vecino de Las Canteras (Los Silos) o los más recientes premiados en 2013 en el XVII Concurso de Mieles de la Casa de la Miel de Tenerife, Juan Jesús Ramos Fariña  y María Dolores Afonso Duranza  y tantos otros.
NUESTRO RECORRIDO, ( Damián, Victor, Rafael y el que escribe), este día 4 de enero 2019 partió de La Guancha y tras pasar por El Lagar y Barranco La Arena, subimos por senda entre escobones y pinar hasta la galería de Fuente Pedro. Después hasta la Cruz de Cho Loreto y de allí, tirando de mapas, orientación, coordenadas que habíamos anotado y teniendo en cuenta también las breves indicaciones de Damián , fuimos a para al asiento de ChoMaría. Después de un rato, seguimos nuestro camino campo a través hasta la cueva de Cazadores, valle de Abruncos, galería Las Nieves  y de nuevo hasta el barranco de La Arena , Lagar y La Guancha. Al final, comida por todo lo alto, con vino Zanata, como no podía ser menos.

                                           RECORRIDO FOTOGRÁFICO










                                                        ASIENTO DE COLMENAS




                                                       ANTIQUÍSIMA VEREDA


                 





























                                          DAMIÁN Y LA FORTALEZA ATRÁS
                                                       
                                                   MONTAÑA NEGRA
                                                      ABRUNCOS





                                             RESTOS DE CERÁMICA ABORIGEN



                                       

                                                               ABEJERA
                                                         CUEVA DE CAZADORES

LA FORTALEZA  A LO LEJOS



¡LOS REMATES FINALES!




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