miércoles, 2 de agosto de 2017

Parque Nacional de las Islas Atlánticas de Galicia. Las Cíes

Anotaciones previas.
                       Las islas Cíes, en el municipio de Vigo, forman un archipiélago situado en la boca de la ría del mismo nombre, en las Rías Bajas gallegas, en la Provincia de Pontevedra (España), formado por tres islas: Norte o Monteagudo, Del Medio o do Faro y Sur o San Martín. Este archipiélago forma parte junto con las islas de Ons,  Sálvora y Cortegada del parque nacional de las Islas del Atlántico Norte.
                      Las Cíes están orientadas según un sistema de fracturas paralelo a la costa en dirección N-S. Distan aproximadamente 14,5 km de la ciudad de Vigo. Fueron declaradas parque natural en 1980, y están incluidas en el Parque Nacional de las Islas Atlánticas de Galicia creado en 2002.
                      El archipiélago de las Cíes está  compuesto también por  los islotes de a Agoreira o Boeiro, Penela dos Viños, Carabelos e Ruzo. Situado en la bocana de la ría de Vigo pertence a este ayuntamiento. Es parque natural desde  1980 y Zona de Especial Protección para Aves (ZEPA) desde 1988 También , Lugar de Importancia Comunitaria (LIC) “Islas Cíes” 2001. En noviembre del año 2013 el Ayuntamiento de Vigo inició los trámites para que las Islas sean declaradas Patrimonio de la Humanidad. En febrero del año 2007 el periódico británico The Guardian eligió la playa de Rodas como «la mejor playa del mundo». La isla de Monteagudo está separada de la costa del cabo Home, en la península del Morrazo, por el canal Norte, y de la isla de San Martiño por un estrecho de aproximadamente 500 metros conocido como Freu da Porta. Mientras, la isla do Faro ha acabado unida a la isla Norte por una acumulación de arena en la parte interior del archipiélago, en la cara este de las islas, que forma la playa de Rodas, de 1200 metros. Al subir la marea, el agua pasa entre las dos islas por la cara oeste y, taponada por la playa, se llena la albufera formada entre el arenal y las rocas. El pico más alto se encuentra en la zona norte de la isla de Monteagudo, en el Alto das Cíes, de 197 metros de altitud y tiene una superficie emergida de 434 hectáreas.
Geología
                        Proceden  de finales del Terciario, cuando se produjeron los hundimientos de algunas partes de la costa, con lo que penetró el mar y se crearon las rías. Todas las islas atlánticas son las cumbres de las sierras costeras que quedaron parcialmente bajo el mar y están formadas casi en su totalidad por piedra granítica. Son islas  montañosas con una cara oeste abrupta, con acantilados casi verticales de más de 100 metros y numerosas cuevas (furnas) formadas por la erosión del mar y el viento. La cara este tiene laderas algo más suaves cubiertas por bosques y matorral y se encuentra protegida de los vientos atlánticos, lo que permite la formación de playas y dunas.

 Clima
                         Húmedo aunque hay que decir que las borrascas atlánticas pasan sobre las islas, descargando al chocar con la costa, por lo que  reciben más o menos la mitad de lluvia que el resto de la costa de las Rías Bajas.


                         “Parque Nacional de las Islas Atlánticas de Galicia”
                         En julio de 2002, el gobierno español aprobó la normativa que catalogaba este espacio como  parque . recordar que los parques nacionales son áreas naturales poco transformadas por la acción humana que, sobre la base de su interés paisajístico, geológico, sus ecosistemas o la singularidad de su flora y su fauna, poseen unos valores estéticos, ecológicos, educativos o científicos por los que merecen una especial protección. Comprende las islas gallegas de Ons, Cíes, Sálvora y Cortegada. En las Cíes están excluidas, por tanto, todas las actividades que alteren o pongan en peligro la estabilidad de los ecosistemas. Se permite la pesca artesanal profesional, siempre supeditada a la conservación de los recursos naturales. Sí se apoyan las actividades tradicionales que hayan contribuido a conformar el paisaje y que sean compatibles con su desarrollo. Las ZEPAs son zonas a proteger especialmente para evitar la contaminación y el deterioro de los lugares en que habitan y nidifican las aves de forma permanente o en sus migraciones.
Flora
                      El pinar es una formación boscosa presente pero la presencia de elementos arbustivo como el matorral tiene mucha importancia. El  matorral se compone fundamentalmente de especies autóctonas, como el toxo (tojo), la xesta (retama), la esparraguera, el torvisco o la jara. Los pinos  muchas veces se ven atrapados por enredaderas y existe un  suelo cubierto de helechos. El bosque es el que ha sufrido las mayores alteraciones, pues han desaparecido especies autóctonas como la higuera y otras como el rebollo han quedado reducidas a áreas casi testimoniales, al haber repoblado con pino y eucalipto casi una cuarta parte de la superficie del parque. Los vientos fuertes con alto contenido en sales dificultan, a su vez, el desarrollo de los árboles. En las dunas, playas y acantilados se mantienen especies, algunas de ellas endémicas del litoral galaico-portugués, propias de estos medios, con unas condiciones físicas y climatológicas muy extremas. Destaca la presencia de la armeria (Armeria pungens), conocida en toda Galicia como herba de namorar, en peligro de extinción, y una importante cantidad de caramiñas (Corema album) que además son las únicas en el sur de Galicia. En la zona de la laguna se encuentra vegetación típica de marismas, como los juncos.

Fauna
                             Sin duda , uno de los elementos más llamativos. Unas 22.000 parejas de gaviotas patiamarillas constituyen la colonia más grande del mundo y es la especie dominante en Cíes. La sigue el cormorán moñudo, con 2.500 parejas, y la gaviota oscura, con 20 parejas. En 1960 se censaron 400 parejas de arao ibérico, que en la actualidad se encuentra casi extinguido en las islas. Hay otras muchas especies de aves rapaces, palomas torcaces, pardelas, alcatraces, tórtolas, pájaros carpinteros y otros pájaros de diferentes clases, que nidifican en árboles y acantilados. Asimismo, numerosos y variados tipos de aves invernan o descansan en sus viajes migratorios. En el Alto da Campá (Illa do Faro) y en el Faro do Peito (San Martiño), existen observatorios ornitológicos. También hay en la Illa do Faro un aula de la naturaleza. Conejo, erizo y nutria son los únicos mamíferos silvestres con cierta presencia actualmente. También hay ratones de campo, musarañas y murciélagos, así como algunas otras especies de pequeño tamaño y en menor cantidad. Reptiles, representados por diferentes tipos de lagartos, lagartijas y culebras,anfibios (en menor medida por la escasez de agua), como salamandras y sapos, e invertebrados como los caracoles, escarabajos, arañas y mariposas acaban completando la fauna de las islas. La zona submarina que rodea Cíes forma uno de los ecosistemas más ricos de la costa gallega. Lo más destacable es un importante bosque de algas pardas. El perímetro de las islas tiene diferentes tipos de entornos: los acantilados, expuestos al fuerte oleaje, están poblados por percebes y mejillones. En su parte submarina, muy pedregosa, se pueden encontrar nécoras, centollos, bogavantes y pulpos. En las playas de las zonas más protegidas hay multitud de moluscos bivalvos, así como rodaballos, sollas y lenguados. Las zonas rocosas pero protegidas del interior de las islas están pobladas por verdaderos bosques de anémonas y numerosos erizos de mar. Habitualmente las aguas que rodean las Cíes son visitadas por delfines, ballenas y tortugas marinas. El sistema de circulación de aguas que entran y salen de las rías gallegas y la mezcla de agua dulce y salada favorecen la concentración de nutrientes y microorganismos que suponen fuente de alimento al resto de las especies marinas.
Historia
                          En la antigüedad fueron llamadas Siccae ('áridas'). Desde la antigüedad, los hombres visitaron y habitaron las Islas Cíes. Se han encontrado en las Cíes restos arqueológicos que datan la presencia humana sobre el 3500 a. C., si bien los restos del primer asentamiento humano de que se tiene constancia son un castro de comienzos de la Edad de Hierro. También se tiene constancia de un asentamiento que data de la Edad de Bronce (entre el 500 y el 100 a. C.), es un castro situado en las laderas del monte Faro. Por allí pasaron los romanos entre otras civilizaciones En la Edad Media fueron habitadas por monjes de diversas órdenes, también estuvieron los Normandos. En el siglo XI estuvieron allí los benedictinos, que las abandonaron y volvieron a finales del siglo XIII. En el siglo XIV se asentaron allí los franciscanos. También pasó por ahí la Orden de Cluny. De esta alternativa ocupación de las islas quedan como prueba los monasterios de San Estevo en la Isla do Faro y de San Martiño en la isla de su nombre, así como una fábrica de salazón sobre cuyos restos actualmente hay construido un restaurante. Las idas y venidas de los monjes eran debidas a que, por su cercanía a la ciudad de Vigo, el archipiélago era frecuentemente atacado y usado como base de operaciones por piratas turcos y normandos, así como armadas invasoras, como por ejemplo la inglesa, comandada por Francis Drake que asoló las poblaciones de la Ría de Vigo. Esta situación dura hasta el siglo XVIII, lo que acaba produciendo su despoblamiento. A mediados del siglo XIX se construye el primer faro en la Isla do Medio, que acaba llamándose Isla do Faro. En esa fecha las islas ya volvían a estar pobladas por algunas familias de O Morrazo que se dedicaban a la pesca y a la ganadería ovina y caprina. En los años sesenta las islas se despueblan de nuevo, esta vez definitivamente. En los años setenta y ochenta comienzan a ser utilizadas como destino turístico y de descanso Todo esto hace que la degradación ambiental aumente en las últimas décadas y fuera necesario a  todas luces su protección ambiental.
                       El hundimiento del petrolero Prestige supuso una catástrofe. El director de Parques Nacionales reconoció que, en una primera oleada, el 85% del parque nacional resultó afectado. Con posteriores oleadas, la cifra llegó al 90%. Las Cíes se vieron afectadas en un 30%. Las islas que forman el parque fueron la barrera natural que frenó la entrada del fuel en las Rías Bajas. Actualmente sólo están ocupadas por los servicios del parque, camping y restaurante y el acceso está restringido a un máximo de 2.200 personas diarias.
ITINERARIOS SEÑALIZADOS
Realizamos varios recorridos y como la guía del parque está muy completa en este aspecto, nos limitamos a copiarla aquí para mayor difusión.  Existen 4 senderos señalizados, situados entre las islas del Faro y Monteagudo, ya que la isla de San Martiño aún no dispone de equipamientos de uso público. Debido a las características físicas del terreno y a la zonificación existente, todos los recorridos son de tipo lineal, aspecto a tener en cuenta para planificar la visita; no obstante, la duración media estimada del itinerario aparece detallada en los folletos de Cíes del parque.. Todos tienen su inicio en la caseta de información del Parque Nacional, donde podemos resolver las dudas o solicitar información sobre los recorridos o cualquier aspecto de interés.
1.- Ruta del Monte Faro   ( recorrido realizado )
-Distancia: 7,4 km (ida y vuelta).
-Duración del recorrido: 2 h 30 minutos (ida y vuelta).
-Desnivel máximo: 175m.
-Principales puntos de interés: Playa y dunas de Rodas, O Lago, Centro de Información, Pedra dá Campá, Observatorio de aves, Faro de Cíes.
-Descripción del itinerario: Este es el recorrido más emblemático y frecuentado de todos los realizados en el archipiélago, ya que finaliza en el punto más alto que es posible visitar de todo el Parque Nacional, además tiene una de las vistas más espectaculares del mismo. Es, a la vez, el recorrido más largo, con mayor desnivel y el más expuesto a las inclemencias meteorológicas, aspectos a tener en cuenta antes de comenzar la ruta.
                 Desde la caseta de información vamos por  el camino de roderas de cemento que comienza en dirección sur a la izquierda de ésta, encontraremos el indicardor de dirección del Faro. En estos primeros metros gozaremos de la espectacular playa de Rodas, que con su casi kilómetro y medio de longitud une las islas de Monteaguo y Faro, mostrando la acción dinámica de los vientos y corrientes marinas en su peculiar formación de la playa-barrera. Poco después llegaremos al “O Lago” conocido antiguamente como “Lago dos nenos” (lago de los niños), una de las zonas de mayor interés y fragilidad del Parque Nacional. Está delimitado en su cara oeste por un dique construído a finales del siglo XIX para facilitar la comunicación entre las dos islas, necesaria tras la instalación de varias fábricas de salazón y un vivero de marisco en el propio lago. Este dique, junto al dique natural que forman las rocas al oeste del lago, hacen frente a las batidas del océano Atlántico y regula la entrada de las aguas al Lago. La poca profundidad, la tranquilidad y la mayor temperatura del agua hacen del lago un lugar ideal para el refugio y la cría de multitud de especies que podremos observar si la claridad del agua lo permite: sargos, mújeles, doradas, lubinas…son algunas de las especies más habituales a las que se suman los pulpos, congrios o centollas, si contamos con un poco de suerte y algo de paciencia. Una vez en la isla del Faro, llegaremos a la entrada del camping, único lugar donde el visitante puede pasar la noche y que dejaremos a mano izquierda para continuar por nuestro camino. Pasaremos también por los baño públicos, que cuentan con aseo accesible a personas con discapacidad. En 6-7 minutos llegaremos a la zona más abrigada y humanizada de la isla, donde se encuentra el centro de información, la mayor parte de las instalaciones y dependencias del personal del parque y unas pocas viviendas de propiedad particular que son ocupadas en temporada estival. Unos 300m.después del Centro encontramos el cruce principal de esta isla, donde tomaremos la pista que asciende a nuestra derecha y que, tras la curva, nos ofrece una vista de la isla de San Martiño y la playa de Nosa Señora, una de las más bellas de estas islas. A media subida, donde los árboles ya no pueden crecer y dan paso a los tojos y las jaras, podemos hacer un pequeño paréntesis y acercarnos a la peculiar  “Pedra da Campá”, roca perforada por la fuerza erosiva de los vientos atlánticos cargados de salitre, y hasta el observatorio de aves desde donde podremos observar los lugares de cría de la gaviota patiamarilla y el cormorán moñudo; dos de las especies de aves marinas más representativas del Parque Nacional. La altura y situación del lugar nos permite gozar de magníficas vistas del lago y la playa de Rodas, y observar el impresionante contraste entre las dos vertientes de la isla : la cara este de perfil suave, y la oeste marcada por la fuerza del océano y la caída del acantilado. Recuperamos el camino anterior que, culebreando, llegará hasta el alto del monte donde se encuentra el Faro. Desde allí, rodeados de gaviotas que juegan con el viento y con 175 metros de vertiginosos acantilados a nuestros pies, consideraremos el archipiélago de Cíes en su conjunto, que a modo de dique gigante protege a la ría de Vigo del poderoso latir del océano Atlántico.
2.- Ruta del "Faro da Porta" (ruta realizada)
-Distancia: 5,2 km (ida y vuelta).
-Duración del recorrido: 1 h 45 minutos (ida y vuelta).
-Desnivel máximo: 55m.
-Principales puntos de interés: Playa y dunas de Rodas, O Lago, Centro de Información, Playa de Nosa Señora, Faro dá Porta.
-Descripción del itinerario: Esta ruta parte del mismo sitio que la anterior ,a la izquierda de la caseta de información,siguiendo el camino tras la playa de Rodas y el “Lago”. Una vez llegamos a la isla del Faro, y pasado el camping y el Centro de información, llegamos al cruce principal de la isla del Faro y continuaremos de frente por la pista de roderas, dejando a mano izquierda la acogedora y protegida playa de Nosa Señora y el islote de Viños, lugar preferido por los cormoranes moñudos para secar sus plumas al viento o al sol y donde podemos disfrutar de una bonita vista a unos 100m. del cruce. A unos 45 minutos de haber empezado a caminar llegaremos al embarcadero de Carracido, utilizado ahora como puerto de servicio y que fue construido para facilitar el acceso a los faros de esta isla. A partir de aquí el camino asciende levemente bordeando la costa sur de la isla hasta finalizar en el pequeño y automatizado Faro da Porta, a 53 m. sobre el nivel del mar y situado en el extremo norte del llamado Freu da Porta. Los 500m. de este estrecho canal de agua y las fuertes corrientes separan la isla de San Martiño, la más salvaje del archipiélago de Cíes. Sentados en las rocas al pié del Faro, la “Furna da Porta” (cueva marina) muestra el trabajo incansable del mar en forma de oscuras y profundas cuevas, que suponen el refugio ideal para las crías del cormorán moñudo. Armerias, hinojo marino,angélicas… son alguno ejemplos de las plantas propias de acantilados que podemos encontrar en las inmediaciones de este faro. Gozaremos tambiénde una magnífica panorámica de la isla Sur, destacando desde aquí la Punta y Furna da Galeira, impresionante acantilado coronado por una cruz de piedra instalada en memoria de los 26 marineros de Moaña que fallecieron en el naufragio del “Ave del Mar” en los años 50.

Islas Cíes.Por último, si miramos hacia la ladera del monte Faro, observaremos entre la vegetación los restos del llamado “Castro das Hortas”, antiguo poblado castreño que constituye el depósito arqueológico más importante hallado hasta la fecha en las Cíes. Si se desea, es posible combinar los dos itinerários detallados anteriormente a través de un sendero que los une y que se encuentra señalizado tanto en los mapas como en el terreno, permitiendo hacer un recorrido prácticamente circular.
3.- Ruta del "Alto do Príncipe"
-Distancia: 3 km (ida y vuelta).
-Duración del recorrido: 1 h 15 minutos (ida y vuelta).
-Desnivel máximo: 122m.
-Principales puntos de interés: Complejo dunar Figueiras-Muxieiro, Playa de Figueiras, Silla de la Reina.
-Descripción del itinerario: Una vez en la caseta de información cogeremos la pista que sale a su derecha y asciende por la zona este de la isla de Monteagudo, indicada como del Alto do Príncipe en la señalización. El complejo dunar de Figueiras- Muxieiro, a nuestra derecha, es el primer elemento interesante de esta ruta. Se trata de un sistema dunar importante tanto por su extensión como por su estado de conservación, donde se puede observar toda su estructura desde las dunas móviles hasta las dunas más estabilizadas, y donde se localiza una magnífica representación de especies animales y vegetales específicamente adaptadas a estos frágiles ecosistemas. Algunas de estas especies dunares son: tomillo bravo (Helichrysum italicum subs..serotinum), la emblemática camariña (Corema album), propia de la zona matorral de trasduna, o la escasa”hierba de enamorar” (Armeria pungens), que constituye la localización más septentrional de esta especie, no estando datada hasta la costa sur portuguesa. Este primer tramo nos lleva hasta el camino de acceso a la playa de Figueiras, de tradición nudista, a la que podemos asomarnos para gozar de una espléndida panorámica de la cercana Costa da Vela. Volviendo a la pista forestal, seguiremos ascendiendo hasta llegar al cruce principal de la islã de Monteagudo, a unos 20 minutos del punto de partida. La superficie colonizada por acacias y eucaliptos plantados en los años 50 domina esta parte de la isla, aunque en algunas vaguadas podemos comprobar el resultado de las repoblaciones llevada a cabo durante los últimos años con especies arbóreas autóctonas y otras propias de zonas de ribera y de litoral atlántico como alisos,laureles, sauces o robles. Desde este mismo lugar, mirando cara a la ría y bajo el frente de eucaliptos y pinos podremos observar un pequeño bosquete de rebollos (Quercus pyrenaica), último reducto de la vegetación arbórea autóctona de Cíes y que es objeto de un programa de recuperación específica. El paisaje empieza a cambiar a medida que ascendemos por la pista que sale a la izquierda del cruce; los árboles empiezan a perder terreno respecto a la vegetación de matorral, debido a la falta de protección ante los fuertes vientos atlánticos cargados de salitre en el cada vez más escaso suelo. Serpenteando en dirección sur, el camino continúa hasta que después de una pequeña bajada se abre para descubrirnos parte del espectacular paisaje del que gozaremos en unos minutos. Estos últimos 100 m. de subida transcurren por una senda entre rocas modeladas por el viento y el agua hasta llegar a la “Silla de la Reina”, caprichosa formación rocosa resultado de esa tremenda acción erosiva y que constituye uno de los más hermosos miradores de las islas. Además de la visión del Faro de Cíes, imponente sobre los 175m.de acantilado a sus pies, su situación permite observar el contraste entre las dos vertientes de las islas mucho mas abruptas en la cara oeste, que da al mar abierto, que en la que mira a la ría, de perfil mucho más suave. El arenal de Rodas, la tranquilidad del mar en su recogida bahía, el lago o la exuberante vegetación arbórea, en comparación con las casi desnudas y escarpadas laderas de poniente, nos dan una idea de la protección natural que ofrecen las islas a la ría de Vigo.
4.- Ruta de Monteagudo
-Distancia: 5,6 km (ida y vuelta).
-Duración del recorrido: 1 h 45 minutos (ida y vuelta).
-Desnivel máximo: 60m.
-Principales puntos de interés: Complejo dunar Figueiras-Muxieiro, Playa de Figueiras, Observatorio de aves, Faro do Peito o Monteagudo, Furna de Monteagudo.

-Descripción del itinerario: Como en el resto de itinerarios, partiremos de la Caseta de Información. Junto a ésta, y a la derecha bajo el gran panel que nos presenta el espacio natural, encontraremos la primera indicación hacia el Faro do Peito o de Monteagudo, situado en el extremo Noroeste de la isla en la que nos encontramos ahora, la isla Norte. La ruta coincide en esta primera parte del recorrido con la del Alto del Príncipe y al llegar al cruce de esta islã seguiremos por el sendero que continua hacia el Norte, dejando a mano izquierda en sus primeiros metros otra de las zonas de repoblación de robles y rebollos. Tras la repoblación se abre un gran claro. Hacia la izquierda, a unos 50m de donde estamos, veremos una peculiar construcción, situada sobre la Ensenada de Chancelos. Se trata de un pequeño quemadero, donde hace años se incineraban todos los residuos generados en las islas y hoy prácticamente en desuso. Desde aquí es fácil observar el modelado “en bandera” que presentan los árboles del extremo del eucaliptal y los pocos pinos diseminados por “A Valgada”.  Al ser los más expuestos a los vientos procedentes del mar, han ido creciendo de forma asimétrica, “peinados”a favor de los fuertes vientos dominantes y adquiriendo ese curioso porte de bandera que nos da una idea de las duras condiciones de vida que impone el medio. Continuamos por la pista, algo más estrecha, hacia el Norte. La vegetación arbórea, ahora escasa, ha ido dando paso al matorral, dominado por un espeso tapiz de tojo (Ulex europaeus sbsp lacteobracteatus) y que a partir de primavera viste de amarillo las laderas. Poco a poco nos aproximamos al pie del alto de Monteagudo (al que no se puede acceder por encontrarse dentro de la zona de reserva), cuya característica forma da nombre a esta isla. En este punto el camino se bifurca; por la izquierda nos lleva a través de una pequeña zona arbolada donde encontraremos las ruinas de un antiguo asentamiento isleño, hasta el observatorio de aves. Cientos de cormoranes moñudos y gaviotas patiamarillas se concentran en estas escarpadas laderas llenándolas de incesante y bulliciosa actividad en época de cría. Aunque desde aquí es visible el Faro do Peito o de Monteagudo, es necesario retroceder un poco y descender por una senda a nuestra izquierda que enlaza con el camino que lleva hasta él. La silueta de la Costa da Vela y Cabo Home, a tan sólo  2,5 km al Este, convierten a este punto en el lugar del archipiélago más cercano al continente, donde desde 1904 el pequeño faro automático guía la entrada de los barcos a la Ría de Vigo.  Al norte, se divisa el suave perfil de las islas Onza y Ons, protegiendo la Ría de Pontevedra. Bajando por una pequeña pista de cemento, podemos acercarnos a una pequeña furna, cueva marina producida por los embates de las olas y la particular estructura de la roca granítica, que hace que se fracture de forma vertical. Esta formación es un pequeño ejemplo de las grandes furnas de la cara Oeste. En este entorno podemos observar plantas como la “herba de enamorar” (Armeria pubigera) y el hinojo marino (Chritmum maritimum), que soportan condiciones de alta salinidad y viven entre las rocas junto al mar. Hasta este punto habremos tardado desde el inicio del recorrido una hora aproximadamente. El regreso hasta la bifurcación situada al pie de Monteagudo lo haremos por el sendero que bordea el litoral y que en varios puntos nos permite disfrutar de la vista, hacia el Sur, de la Costa de Cantareira, Punta Muxieiro e incluso de la silueta de la costa de Baiona. Una vez allí, no tenemos más que desandar el camino hasta la Caseta de Información, a la que llegaremos tras unas dos horas de agradable paseo.



























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