sábado, 6 de abril de 2013

LA SERRANÍA DE CUENCA ( reseña)


LA SERRANÍA DE CUENCA ( reseña)
Tal vez si el título de este artículo fuera otro , llamaría más la atención. Y digo esto porque este trozo del solar ibérico es poco transitado y no entra en esos espacios que más llaman la atención. Si acaso Cuenca y la cercana ciudad encantada es lo que nos suena a todos más pero en estos días nos hemos propuesto adentrarnos por los espacios menos conocidos .  Pateando y en parte ayudados con el coche para movernos, sin dejar de lado los clásicos espacios que más llaman la atención, hemos caminado  por la zona de la sierra coquense menos conocida , aquella que pasado el nacimiento del río Cuervo, se adentra en la Hoz de Beteta y continua a pagos tan bonitos como Priego.
             El parque Natural de la serranía de Cuenca ocupa unas 73.726 hectareas que engloba los municipios de Arcos de la Sierra, Beamud, Cuenca, Huélamo, Majadas, Portilla, Tragacete, Uña,  Valdemeca, Villalba de la Sierra , Zafrilla y pueblos tan bonitos como Beteta, tiene un relieve dominado por altas parameras o muelas donde el modelado kárstico ha actuado dando lugar a hoces, cañones , lapiaces, etc. Respecto a la flota, existe una gran riqueza florística abundando las masas de pinares pero debido a la presencia de las hoces, de las zonas encajonadas y zonas cercanas a manantiales y barranquillos se dan unos ecosistemas  peculiares. Abunda el pinar negral junto al  albar . En las zonas altas , el pinar se hace más laxo y  aparecen especies tipo sábinas , como las canarias o similares , de tipo  “juníperus ”.  También hay especies como el quejico, encinas   robles. En los valles y cañones excavados por el Júcar y el Escabas , como se ha dicho, hay un importante refugio de flora eurosiberiana así como de fauna. Abundan  el águila real, el alimoche, el búho real, el halcón peregrino , el  buitre leonado, los corzos, tejos, gato montés y la especie más difícil de localizar, el águila perdicera.  Algunos de ellos tuvimos la suerte de ver. En los cursos de agua, destaca el martín pescador o el mirlo acuático sin olvidarnos de la especie protagonista, la trucha .
          Nuestro viaje comenzó en la bella y gélida Cuenca. El frío y a ratos la lluvia le daba más encanto. Después de recorrer sus callejuelas medievales y ver sus casas colgadas del s XIV, de subir a lo alto de su muralla para ver la expansión de su parte nueva allá en la zona llana, nos adentramos por la hoz del Júcar y remontamos el río para ver su laguna y los pueblos que se asientan sierra adentro. Por Valdecabras o Villalba de la Sierra se puede ir a la famosa “ciudad encantada”. Nosotros fuimos por Villalba para ver el ventano del Diablo, oquedad desde la que se ve el Júcar por estas fechas todo bravío. Ha sido un mes de lluvias y nevadas y esto se nota en toda la sierra que rezuma agua por todas partes. Impresionante. De allí, a la ciudad pétrea, el espacio donde el modelado kárstico ha actuado de tal forma que nos ha dejado formas increíbles. Recordar que hace 90 millones de años todo este espacio pertenecía a lo que se llamó mar de Thetis, luego Mediterráneo y que por la orogenia alpina, volvió a ser tierra firme. Esta zona, antaño hundida , era  un mar cuyas aguas contenían carbonato cálcico. Los esqueletos de la fauna que allí vivían, contribuyeron a este aspecto. Al quedar  como tierra firme, estos bancos de carbonato quedaron como calizas que fueron expuestas a los agentes erosivos. El agua junto al anhídrido carbónico forma un excelente disolvente de la caliza dando lugar a cuevas, simas, galerías, etc…, es decir al llamado modelado kárstico. En la “ciudad encantada, hay toda una gama de formas que se asemejan a animales que dan sus nombres. Por fortuna, comenzó a granizar y la gente desapareció. La naturaleza nos dejó ver un espacio limpio y sobreacogedor. Al igual que en los callejones de las Majadas. Cuando salimos hacia Tragacete , el “bar de las Mujeres” en Huélamo nos ofrece una posibilidad estupenda de comida caliente y ambiente cálido. En dirección al nacimiento del río Cuervo, el paisaje se nos ofrece anegado por las aguas. En el nacimiento, el gentío no nos permite disfrutar de la maravillosa cascada. Vimos algo así como el nacimiento de Marcos y Cordero en La Palma, pero esta vez en la sierra de Cuenca. Este nacimiento  es un manantial travertínico (las deposiciones de carbonato  unidas a la vegetación que sirve de sustentación, da lugar a escarpes ). Bonito lugar pero con mucha gente. Camino de Beteta, las guaguas desaparecen. Bien decía nuestro amigo Ángel que el turismo no pasa más allá del nacimiento de río Cuervo. En Beteta, un bonito y acogedor pueblo, nos recibe con amabilidad el propietario del Bar restaurante “Alto de Guadiela”.Este es un buen lugar para parar y realizar excursiones a pie. La Hoz de Beteta es una parada obligatoria al igual que otras que podemos hacer por aquí. En este restaurante y hotel , su propietario Ángel, hombre con la dosis de amabilidad y acogimiento que dan las gentes sencillas y de corazón grande, nos cuenta cosas de la zona. Una de las excursiones es la hoz de Beteta, la otra, la visita al cercano Priego. En este pueblo, otro personaje nos llama la atención, el alfarero Jesús Parra Luna. En su taller, con fotos del mítico Luis Ocaña, vemos su trabajo. Su estufa encendida, permite un trabajo paciente, artesanal, de gran valor. Por toda la zona, la cestería es otra actividad que se realiza. Los cáñamos amontonados en los campos nos lo indican. Otra tradición  que no se ha perdido es la de los gancheros, aquella que hace referencia a los hombres que empujaban la madera por el río Escabas. En el centro cultural, donde se muestra una exposición alfarera de toda España, una frase llama nuestra atención en la pared del fondo. Cuando las luces  del día se van apagando, el atardecer en lo alto de la sierra nos deslumbra. Las charcas y lagunas, el verde ocre y los haces de la luz del atardecer nos hipnotizan de tal forma que un sentimiento de tristeza y melancolía nos invade. Vamos camino de regreso, de vuelta a casa. En nuestras cabezas, la frase sigue dando vueltas,… “la realidad no es nada si no puede soñarse”.
                                                       31 de marzo, 2013.-     Manolo y Merchi

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