LA SERRANÍA
DE CUENCA ( reseña)
Tal vez si el título de este
artículo fuera otro , llamaría más la atención. Y digo esto porque este trozo
del solar ibérico es poco transitado y no entra en esos espacios que más llaman
la atención. Si acaso Cuenca y la cercana ciudad encantada es lo que nos suena
a todos más pero en estos días nos hemos propuesto adentrarnos por los espacios
menos conocidos . Pateando y en parte
ayudados con el coche para movernos, sin dejar de lado los clásicos espacios
que más llaman la atención, hemos caminado por la zona de la sierra coquense menos
conocida , aquella que pasado el nacimiento del río Cuervo, se adentra en la
Hoz de Beteta y continua a pagos tan bonitos como Priego.
El parque Natural de la serranía
de Cuenca ocupa unas 73.726 hectareas que engloba los municipios de Arcos de la
Sierra, Beamud, Cuenca, Huélamo, Majadas, Portilla, Tragacete, Uña, Valdemeca, Villalba de la Sierra , Zafrilla y
pueblos tan bonitos como Beteta, tiene un relieve dominado por altas parameras
o muelas donde el modelado kárstico ha actuado dando lugar a hoces, cañones ,
lapiaces, etc. Respecto a la flota, existe una gran riqueza florística
abundando las masas de pinares pero debido a la presencia de las hoces, de las
zonas encajonadas y zonas cercanas a manantiales y barranquillos se dan unos
ecosistemas peculiares. Abunda el pinar
negral junto al albar . En las zonas altas
, el pinar se hace más laxo y aparecen
especies tipo sábinas , como las canarias o similares , de tipo “juníperus ”.
También hay especies como el quejico, encinas robles.
En los valles y cañones excavados por el Júcar y el Escabas , como se ha dicho,
hay un importante refugio de flora eurosiberiana así como de fauna.
Abundan el águila real, el alimoche, el
búho real, el halcón peregrino , el
buitre leonado, los corzos, tejos, gato montés y la especie más difícil
de localizar, el águila perdicera.
Algunos de ellos tuvimos la suerte de ver. En los cursos de agua,
destaca el martín pescador o el mirlo acuático sin olvidarnos de la especie
protagonista, la trucha .
Nuestro viaje comenzó en
la bella y gélida Cuenca. El frío y a ratos la lluvia le daba más encanto.
Después de recorrer sus callejuelas medievales y ver sus casas colgadas del s
XIV, de subir a lo alto de su muralla para ver la expansión de su parte nueva
allá en la zona llana, nos adentramos por la hoz del Júcar y remontamos el río para
ver su laguna y los pueblos que se asientan sierra adentro. Por Valdecabras o
Villalba de la Sierra se puede ir a la famosa “ciudad encantada”. Nosotros
fuimos por Villalba para ver el ventano del Diablo, oquedad desde la que se ve
el Júcar por estas fechas todo bravío. Ha sido un mes de lluvias y nevadas y
esto se nota en toda la sierra que rezuma agua por todas partes. Impresionante.
De allí, a la ciudad pétrea, el espacio donde el modelado kárstico ha actuado
de tal forma que nos ha dejado formas increíbles. Recordar que hace 90 millones
de años todo este espacio pertenecía a lo que se llamó mar de Thetis, luego
Mediterráneo y que por la orogenia alpina, volvió a ser tierra firme. Esta
zona, antaño hundida , era un mar cuyas
aguas contenían carbonato cálcico. Los esqueletos de la fauna que allí vivían,
contribuyeron a este aspecto. Al quedar
como tierra firme, estos bancos de carbonato quedaron como calizas que
fueron expuestas a los agentes erosivos. El agua junto al anhídrido carbónico
forma un excelente disolvente de la caliza dando lugar a cuevas, simas,
galerías, etc…, es decir al llamado modelado kárstico. En la “ciudad encantada,
hay toda una gama de formas que se asemejan a animales que dan sus nombres. Por
fortuna, comenzó a granizar y la gente desapareció. La naturaleza nos dejó ver
un espacio limpio y sobreacogedor. Al igual que en los callejones de las
Majadas. Cuando salimos hacia Tragacete , el “bar de las Mujeres” en Huélamo
nos ofrece una posibilidad estupenda de comida caliente y ambiente cálido. En
dirección al nacimiento del río Cuervo, el paisaje se nos ofrece anegado por
las aguas. En el nacimiento, el gentío no nos permite disfrutar de la
maravillosa cascada. Vimos algo así como el nacimiento de Marcos y Cordero en
La Palma, pero esta vez en la sierra de Cuenca. Este nacimiento es un manantial travertínico (las
deposiciones de carbonato unidas a la
vegetación que sirve de sustentación, da lugar a escarpes ). Bonito lugar pero
con mucha gente. Camino de Beteta, las guaguas desaparecen. Bien decía nuestro
amigo Ángel que el turismo no pasa más allá del nacimiento de río Cuervo. En
Beteta, un bonito y acogedor pueblo, nos recibe con amabilidad el propietario
del Bar restaurante “Alto de Guadiela”.Este es un buen lugar para parar y
realizar excursiones a pie. La Hoz de Beteta es una parada obligatoria al igual
que otras que podemos hacer por aquí. En este restaurante y hotel , su
propietario Ángel, hombre con la dosis de amabilidad y acogimiento que dan las
gentes sencillas y de corazón grande, nos cuenta cosas de la zona. Una de las
excursiones es la hoz de Beteta, la otra, la visita al cercano Priego. En este
pueblo, otro personaje nos llama la atención, el alfarero Jesús Parra Luna. En
su taller, con fotos del mítico Luis Ocaña, vemos su trabajo. Su estufa
encendida, permite un trabajo paciente, artesanal, de gran valor. Por toda la
zona, la cestería es otra actividad que se realiza. Los cáñamos amontonados en
los campos nos lo indican. Otra tradición
que no se ha perdido es la de los gancheros, aquella que hace referencia
a los hombres que empujaban la madera por el río Escabas. En el centro
cultural, donde se muestra una exposición alfarera de toda España, una frase
llama nuestra atención en la pared del fondo. Cuando las luces del día se van apagando, el atardecer en lo
alto de la sierra nos deslumbra. Las charcas y lagunas, el verde ocre y los
haces de la luz del atardecer nos hipnotizan de tal forma que un sentimiento de
tristeza y melancolía nos invade. Vamos camino de regreso, de vuelta a casa. En
nuestras cabezas, la frase sigue dando vueltas,… “la realidad no es nada si no
puede soñarse”.
31 de marzo, 2013.- Manolo y Merchi
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